Wednesday, May 15, 2013

Infierno y paraiso

Hemos alcanzado el número seis de la lista de los diseñadores aeronáuticos mas importantes  Este puesto le corresponde por derecho propio a otro ruso Pavel Suhkoi (1.895 - 1.975). Sus mayores logros los consiguió desde su oficina de diseño (OKB) durante la Guerra Fría con el desarrollo de algunos de los mas importantes cazas de la época incluyendo varios de geometría variable como el Su-17 y el Su-24. Sin embargo su nombre estará siempre undo al Su-27, aunque no viviera para verlo volar. Este caza es el paradigma de la maniobrabilidad y el primero dotado de un sistema "fly-by-wire" en la Unión Soviética. Sus asombrosas capacidades de control, incluso a bajas velocidades y grandes ángulos de ataque, le han hecho legendario sobre todo por la maniobra conocida como "La cobra de Pugachev" que ha sido un clásico en todas las exhibiciones aéreas. En ella llega a alcanzar de manera sostenible (durante un breve periodo de tiempo) ángulos de ataque de 120º.














Vaya pues mi número 6 para Suhkoi.

En entradas anteriores hemos hablado de las grandes empresas de ingeniería, Hoy, por contra, vamos a centrarnos en las pequeñas.


Lo primero que debemos hacer antes de hablar de los Dioses es ponernos de acuerdo en los criterios para clarificarlos y, si me apuras, en el sistema de numeración a emplear. O dicho de otra manera ¿que debemos considerar una empresa pequeña?.

Es seguro que en los libros de economía encontraremos multitud de reglas para clasificar el tamaño de una empresa teniendo en cuenta su facturación, el número de empleados, su "cash-flow" y otros parámetros parecidos. Sin embargo yo tengo un criterio para clasificarlas, que reconozco que no es muy científico, pero que en general da buenos resultados:

Una pequeña empresa es aquella en la que el Director General, cuando llega por las mañanas a la oficina, es capaz de dar los "buenos días" por su nombre a todos los empleados con los que se cruza en su camino

Una regla sencilla pero que funciona en la práctica, ya que lo mejor de una empresa pequeña es la cercanía personal entre todos los que forman parte de ella, independientemente de cuantos empleados haya en su plantilla.

Dicho esto, hemos de señalar que una empresa pequeña, aunque haya miles de ellas, no pasa de ser una anomalía estadística. En un mundo cada vez mas globalizado, donde las grandes multinacionales fijan las reglas, todas estas empresas están condenadas, al igual que los "Uñas Negras", a la extinción salvo que un cambio económico y social de gran magnitud (que de momento no parece vislumbrarse) lo impida. No será el mes que viene, ni el año que viene, pero sucederá tarde o temprano.

Una empresa de este tipo sobrevive gracias a tres elementos de actuación fundamentales:
  • La lucha por mantener la ilusión
  • La gestión del caos
  • La administración de la miseria
El primero de estos elementos requiere que todos y cada uno de los empleados sientan la empresa como algo suyo, no solo desde el punto de vista de que es la fuente de su sustento  si no también,  y esto es mucho mas importante, desde la creencia de que hacen algo que es valioso y que se refleja en la satisfacción que sienten cuando el fruto de su trabajo, plasmado en forma de producto o de proyecto, sale por la puerta del taller.

El segundo es inherente a la propia organización, o mejor dicho a la falta de ella, que hace que los problemas del día a día no les permitan muchas veces planificar y marcar las prioridades de manera eficiente. Tratar de gestionar de una manera eficaz empresas tan dinámicas como suelen ser estas, es como tratar de ponerle puertas al campo.

Por último, la tercera es consecuencia del maltrato que, desde el punto de vista económico, suelen sufrir estas empresas, no importa que sea por parte de los Bancos (con créditos en condiciones abusivas), la Hacienda pública (obligándolas  a pagar impuestos por trabajos que aún no han cobrado) o sus propios clientes (incumpliendo sus compromisos de pago en las fechas previstas). El dinero siempre ha sido un bien escaso, y mas en estos días, pero el abuso de esas situaciones de poder muchas veces aboca a buenos proyectos empresariales al fracaso.

Pero esto es lo que hay, y con esto tienen que vivir.

En nuestro país (y esto a los que nos siguen desde fuera de España les sonará extraño), además, hay un componente adicional de perversión que complica aún mas la situación. Este componente es el desprecio y la burla al que es diferente. Mientras que, socialmente hablado, nos consideramos un país tolerante con la minorías, con los diferentes credos, con la gente de otro color etc., miramos siempre de reojo a aquellos que pretenden salirse de los estereotipos  socialmente aceptados. Por que ¿como alguien en su sano juicio va a querer montar una empresa?

Nuestro propio subconsciente nos delata. En el lenguaje coloquial decimos "voy a montar un negocio" y no "voy a montar una empresa". Un "negocio" implica algo rápido, dinero fácil, comprar y vender. Una empresa se asocia a responsabilidades, empleados, invertir dinero sin una perspectiva clara de beneficio a corto plazo. En definitiva, riesgo.

Una encuesta reciente proporcionaba unos datos desalentadores. El 30% de nuestros estudiantes universitarios se planteaban su futuro profesional trabajando para la Administración pública. Tan solo un 8% se planteaban crear una empresa. En EEUU este porcentaje es del 70%!!!.

Estas pequeñas empresas con medios escasos y jornadas interminables, son un elemento mas en la cadena de la formación de nuestros profesionales. En ellas los ingenieros son capaces de sentir la embriaguez del éxito y  la angustia ante el fracaso en primera persona. Son escuelas donde las mentes jóvenes se pueden formar durante dos o tres años y luego dar el salto a empresas mas grandes. En una empresa de este tipo las posibilidades de promoción son escasas o nulas, por lo que ese salto es absolutamente natural. Siempre quedará un resto de individuos que, por sus características personales, permanecerán en ellas hasta el final de su vida laboral o el fin de la empresa (lo que antes suceda)

Una pequeña empresa no es el paraíso, pero tampoco es el infierno. En ellas cambias seguridad por libertad y esto, como tantas otras cosas en la vida, es una opción personal.

Siempre me ha admirado una leyenda urbana (no se si cierta o no) en la que se decía que los jóvenes ingenieros hacían cola en Scaled Composites (la empresa de Burt Rutan) para trabajar sin cobrar, solo por el privilegio de estar un tiempo en ella. Creo que esto se lo deberíamos preguntar al propio Rutan.

En una pequeña empresa las decisiones se suelen tomar bebiendo cerveza en el bar que hay a la vuelta de la esquina y no en la sala de reuniones, ya que esta estará, posiblemente, llena de papeles o de algún invento nuevo de esos que se realizan fuera del horario laboral. En la terraza de ese bar, que está a la vuelta de la esquina, y donde seguramente se come estupendamente, podrás ver en las tardes de verano, cuando el sol ya ha caído y el ambiente se refresca, a los "Uñas Negras" riendo y compartiendo las anécdotas de día, mientras preparan, quizás sin ser conscientes de ello, el futuro.

Por cierto, en una pequeña empresa también hay estúpidos, pero como su capacidad de hacer daño es limitada, se les controla bien. Además, dado que no hay donde esconderse, suelen emigrar rápidamente hacia árboles mas frondosos.

A continuación os dejamos el link donde está nuestra solución a la pregunta que os habíamos dejado planteada.

http://engineers-corner.dip-solutions.com/Respuesta3.pdf

Un pensamiento:
Cuanto los que dicen "no puede hacerse" comprueban que lo has hecho, te dirán que no se puede fabricar. Cuando demuestres que se puede fabricar te dirán que no se puede calificar. Cuando consigas calificarlo lo mas probable es que te despidan.

Corolario:
Es peligroso tener razón mas de dos veces seguidas.

Nos vemos

Sed buenos


Visita www.dip-solutions.com para ver a qué nos dedicamos.

No comments:

Post a Comment